En el período comprendido entre 2019 y 2023, se espera que la competencia surgida a raíz de la entrada de biosimilares en el mercado de los componentes biológicos genere ahorros por valor de aproximadamente 160 000 millones de dólares en EE. UU. y hasta 100 000 millones de euros en la UE. En el Reino Unido, el servicio nacional de salud (NHS) prevé que la creciente aceptación de componentes biológicos y biosimilares de mejor valor puede ahorrar costes por valor de entre 400 y 500 millones de libras esterlinas, como mínimo. En Canadá, las proyecciones indican que el uso de biosimilares consolidados puede ahorrar 294 millones de dólares canadienses en 2021. En Japón, la aceptación de biosimilares fue tímida en su primer lanzamiento en 2009 pero ha ido creciendo de forma constante desde entonces, con ventas anuales por un valor estimado de 32 400 millones de yenes (300 millones de dólares) en 2020. Es evidente que las múltiples partes interesadas cuentan con enormes incentivos para considerar el uso de biosimilares en beneficio de los pacientes.
Los pacientes con cáncer y otras enfermedades crónicas o no crónicas para quienes esté indicada la terapia biofarmacológica deben estar debidamente informados sobre estos productos, y es preciso implicarles activamente en las decisiones relativas al tratamiento. Existe la impresión de que, en general, los pacientes no están lo suficientemente informados acerca de los biosimilares, lo que contribuye a aumentar las actitudes negativas ante su aceptación.
En este capítulo, abordamos las necesidades de información y educación de los pacientes en materia de biosimilares y de transición, así como diversos elementos de la educación sobre biosimilares y el papel que desempeña el farmacéutico a la hora de facilitar esta información y asistencia a los pacientes.