El centro integral del cáncer de Houston desarrolla un enfoque estandarizado para evaluar e incorporar productos biosimilares

Fecha de publicación del resumen: agosto de 2021
El desarrollo de un enfoque estandarizado para evaluar y asimilar biosimilares puede mejorar la eficiencia de su integración en flujos de trabajo existentes. Un centro integral del cáncer comparte algunas consideraciones prácticas para que sirvan de guía a otras instituciones para la exploración del terreno de los biosimilares y fomentar la transición a los biosimilares en la práctica.

Con la ratificación de la ley de innovación y competencia de precios de los componentes biológicos, se permitió la comercialización en el mercado estadounidense de los biosimilares, productos biológicos con un alto grado de similitud con los productos de referencia, sin diferencias clínicamente significativas. Se anticipó que el acceso a estos medicamentos potencialmente más baratos podría reducir el gasto farmacéutico total en EE. UU. entre 24 000 y 150 000 dólares en un período de 10 años, con una consiguiente reducción del gasto total en componentes biológicos de aproximadamente el 3 %. No obstante, los biosimilares constituyen aún menos de un tercio del total de los componentes biológicos usados.

En el caso de los pacientes con cáncer, los suministradores parecen más propensos a utilizar los biosimilares en los ámbitos de cuidados paliativos y de apoyo, más que para fines curativos. Se cree que algunos de los obstáculos que evitan un uso más generalizado de biosimilares oncológicos son las preocupaciones de los prescriptores en materia de seguridad y eficacia, cuestiones relacionadas con los contratos y los precios, y las leyes y normas en materia de sustitución e intercambiabilidad. Es posible superar de forma efectiva estas barreras fomentando la formación de los prescriptores en materia de estudios de transición, clarificando las directrices de la FDA en materia de sustitución y reformando las políticas de formularios. Además, desde un punto de vista práctico, es necesaria una predisposición a la inversión en términos financieros y temporales para hacer operativa la transición a los biosimilares.

Por los motivos expuestos, un centro integral del cáncer de Houston, en el estado de Texas, informa sobre las estrategias, los retos y las lecciones aprendidas de su decisión de seguir adelante con los biosimilares.

El primer biosimilar evaluado para la incorporación al formulario autorizado en el centro del cáncer fue el factor de crecimiento hematopoyético filgrastim-sndz. Tras una evaluación preliminar fallida, un cambio posterior en la política de pagadores y un aumento de las oportunidades para ahorrar costes, coincidentes con la publicación de datos de seguridad posteriores a la comercialización, trajeron consigo la reevaluación y la plena incorporación del biosimilar, junto con la supresión del formulario del componente biológico de referencia. La revisión para la incorporación al formulario en este proceso constó de los siguientes pasos: en primer lugar, se evaluaron los costes, la cobertura y el acceso; posteriormente, se procedió a la preparación del formulario para autorizar el uso del biosimilar, con la participación del facultativo solicitante, un comité farmacoterapéutico y el personal de adquisición.

Estas experiencias permitieron al centro del cáncer realizar una transición a la incorporación de biosimilares en un marco temporal efectivo.

Conclusión clave

Son muchos los obstáculos que evitan un aumento del uso de biosimilares oncológicos en el tratamiento: preocupaciones relativas a la eficacia y la seguridad, cuestiones relativas a precios y contratación, y las leyes y normas en materia de sustitución e intercambiabilidad. Una mejora de la educación de los prescriptores en materia de estudios de transición, la clarificación de las directrices de la FDA sobre sustitución y la reforma de las políticas de incorporación a los formularios pueden contribuir a superar estas barreras y a iniciar la transición a la incorporación de los biosimilares.

Una mejor comprensión de los biosimilares entre los profesionales sanitarios es esencial para impulsar su aceptación.

Fecha de publicación del resumen: agosto de 2021
En vista de la variada oferta de biosimilares terapéuticos susceptibles de inclusión en las listas de medicamentos, ¿cuáles son las consideraciones más útiles para su adopción en la práctica oncológica?

La ley de 2009 sobre innovación y competencia de precios de los componentes biológicos (BPCIA, por sus siglas en inglés) fue aprobada por el Congreso de los EE. UU. para facilitar una vía abreviada de aprobación de biosimilares. Desde entonces, se ha lanzado toda una panoplia de biosimilares que ofrecen una amplia gama de opciones de tratamiento contra el cáncer, tanto con inmunoterapia como con agentes marcadores, así como de cuidados de apoyo en oncología.

Se estima que el gasto total en terapias biológicas novedosas fue de 68 000 millones de dólares en 2020; ahora bien, en vista de los procesos de fabricación y autorización más sencillos y acelerados, se prevé que los biosimilares reducirán el coste total directo de componentes biológicos en unos 54 000 millones de dólares en los próximos diez años. Esta disminución dependerá de diversos factores más allá de la competencia de precios, entre los que se incluyen la confianza en el uso de biosimilares entre la comunidad médica y la aceptación de estos fármacos por parte de los pacientes.

El desarrollo de biosimilares debe incluir exámenes analíticos de su estructura y sus funciones, así como ensayos clínicos, si bien los ensayos obligatorios se han reducido, tanto en cantidad como en términos de alcance, en comparación con los que se requieren para los correspondientes componentes biológicos originadores. Los estudios de similitud clínica confirman que no hay diferencias clínicamente significativas entre el biosimilar candidato y su componente biológico originador en términos de eficacia, seguridad e inmunogenicidad. Los estudios de transición pueden demostrar también la intercambiabilidad, es decir, las pruebas de que el biosimilar se puede prescribir en lugar de su componente biológico originador sin que disminuyan sus efectos beneficiosos. Una vez aprobados para su uso clínico, los biosimilares están sujetos a una estricta supervisión de seguridad posterior a la comercialización, que debe constar de mecanismos adecuados para diferenciar los acontecimientos adversos atribuibles al biosimilar en comparación con el componente biológico de referencia.

Los comités farmacoterapéuticos deben evaluar si todas las pruebas justifican las indicaciones en consideración para su inclusión en formularios. Los comités farmacoterapéuticos deben revisar todos los datos relativos a los grupos sensibles de población incluidos en los ensayos clínicos del biosimilar en cuestión, y deben evaluar si apoyan la extrapolación de su uso a la población objetivo. Es importante considerar, más allá de los costes de adquisición de los fármacos, la infraestructura hospitalaria y si los establecimientos son compatibles con una conversión total del formulario al biosimilar. Finalmente, es preciso superar los retos que plantea la incorporación a la práctica de los biosimilares, algo que suele requerir medidas educativas tanto para los profesionales sanitarios como para los pacientes. Los farmacéuticos desempeñan un papel esencial para contribuir a una mayor inclusión de los biosimilares en las listas de medicamentos y, por tanto, para aumentar las opciones de tratamiento de pacientes con cáncer.

Conclusión clave

Es preciso demostrar que no hay diferencias clínicamente significativas entre un biosimilar candidato y su componente biológico originador en términos de eficacia, seguridad e inmunogenicidad; además, los biosimilares están sujetos a una estricta supervisión de seguridad posterior a la comercialización. Los retos para la aceptación de los biosimilares incluyen los costes de los fármacos y los costes de infraestructuras, así como la educación de los profesionales sanitarios y de los pacientes.

Una comparación de los aspectos normativos, cualitativos y clínicos de los biosimilares de HBPM disponibles puede ser de utilidad para su selección y su adopción.

Fecha de publicación del resumen: agosto de 2021
Con al menos ocho heparinas de bajo peso molecular (HBPM) catalogadas y disponibles internacionalmente, ¿qué biosimilar de HBPM debería mantenerse en los formularios?

A pesar de que, en la actualidad, han sido sustituidas en gran medida en la praxis clínica por anticoagulantes orales de acción directa, las HBPM, como la enoxaparina, siguen siendo fármacos de elección para pacientes de cáncer con riesgo de tromboembolismo venoso y para la profilaxis durante el embarazo, y su prescripción sigue siendo habitual.

En EE. UU., los productos de HBPM continuadores se consideran como genéricos, mientras que en la UE se consideran biosimilares. El proceso de autorización de la EMA para nuevas aplicaciones de biosimilares de HBPM especifica diversos ensayos clínicos y no clínicos que deben realizarse; estos últimos incluyen comparaciones cualitativas, mientras que los clínicos constan, al menos, de un estudio farmacodinámico que analiza la actividad antifactor Xa y antifactor IIa (vigilancia de la terapia anticoagulante) y la liberación de inhibidor de la vía del factor tisular (TFPI) en voluntarios sanos. No es necesario un ensayo comparativo específico de eficacia, pero es obligatorio evaluar la seguridad y la inmunogenicidad en los pacientes. Al igual que ocurre con todos los biosimilares autorizados, se requiere un plan de gestión del riesgo y la farmacovigilancia en el marco del procedimiento de autorización de la EMA.

La mayoría de los productos de HBPM se preparan a partir de heparina no fraccionada derivada de la mucosa intestinal porcina, que se despolimeriza parcialmente hasta alcanzar el peso molecular requerido. El proceso de despolimerización puede lograrse a través de varios métodos, lo que provoca pequeñas diferencias estructurales entre los distintos genéricos o biosimilares de HBPM. Sin embargo, todos estos productos están autorizados para las mismas indicaciones.

Se han realizado tres estudios de biosimilitud para enoxaparina, y todos ellos concluyen que los productos son bioequivalentes. Además, la farmacovigilancia de los biosimilares de HBPM en la UE no ha generado ninguna alerta de seguridad.

Así pues, ¿qué HBPM deben mantenerse en los formularios? Un grupo de farmacéuticos clínicos e investigadores de la Universidad Queen’s de Belfast ha diseñado un modelo para tomar decisiones de incorporación a formularios bajo el acrónimo en inglés SOJA («sistema de análisis mediante juicio objetivado», www.sojaonline.com). El modelo proporciona un sistema de factores de ponderación críticos para que los votantes del comité farmacoterapéutico puedan evaluar cada producto disponible y otorgar la máxima puntuación recomendada para su inclusión. El sistema favorece los productos con ensayos analíticos modernos de impurezas, datos clínicos de fase III y disponibilidad de modos de dosificación profilácticos y terapéuticos, así como con un precio atractivo. Para la admisión de HBPM, este modelo ofrece un proceso sencillo y transparente que facilita la adopción de políticas.

Conclusión clave

Las HBPM se siguen prescribiendo de forma extendida a pacientes de cáncer que necesitan terapias anticoagulantes. Se ha establecido un novedoso modelo de sistema de análisis mediante juicio objetivado que proporciona un proceso transparente para la adopción de políticas encaminadas a decidir qué biosimilares de HBPM ofrecen la mejor relación coste-beneficio y deberían incorporarse a los formularios farmacéuticos.