El estudio MAPLE en fase III aleatorizado confirma la biosimilitud entre ABP 215 y el PR bevacizumab en pacientes con CPCNP

ABP 215 es un nuevo biosimilar de bevacizumab. En este estudio en fase III aleatorizado se comparó su eficacia y seguridad clínicas con las del producto de referencia en pacientes con cáncer pulmonar de células no pequeñas (CPCNP).

Bevacizumab se ha aprobado en EE. UU. y la UE para el tratamiento de diversas neoplasias malignas como el CPCNP. ABP 215 es el primer biosimilar de bevacizumab aprobado. La similitud entre ABP 215 y el producto de referencia (PR) bevacizumab se ha demostrado en múltiples evaluaciones rigurosas no clínicas y preclínicas. Para añadir más evidencias que apoyen el valor clínico de ABP 215, se llevó a cabo el estudio MAPLE en fase III aleatorizado para comparar sus perfiles de eficacia, seguridad, inmunogenicidad y farmacocinética frente al PR bevacizumab en pacientes con CPCNP.

Hallazgos/Resultados

Los pacientes aptos que habían iniciado un tratamiento de quimioterapia de primera línea para el CPCNP se asignaron aleatoriamente a recibir tratamiento complementario con ABP 215 o bevacizumab durante hasta 6 ciclos de 3 semanas. En los grupos de ABP 215 y PR bevacizumab, se registraron respuestas objetivas (definidas como respuesta completa o parcial) en el 39 % y 42 % de los pacientes, respectivamente. Puesto que este resultado está dentro del margen de equivalencia previamente especificado, se concluyó que la eficacia clínica de los dos tratamientos era similar. Los criterios secundarios de valoración, como la progresión libre de supervivencia y la supervivencia global, también fueron comparables en ambos grupos de tratamiento. Los acontecimientos adversos, los valores farmacocinéticos (es decir, concentraciones séricas mínimas) y las evaluaciones de inmunogenicidad (es decir, anticuerpos antifármaco) también fueron similares entre los dos grupos.

Este estudio de equivalencia en fase III, en el que se comparan ABP 215 y el PR bevacizumab, completa la totalidad de la evidencia recomendada por las agencias reguladoras para el desarrollo de biosimilares. Junto con los resultados de estudios previos, este estudio confirma la biosimilitud entre ABP 215 y el PR bevacizumab.

Conclusión clave

La biosimilitud entre el RP bevacizumab y el biosimilar ABP 215 se confirmó mediante la totalidad de la evidencia de estudios previos y un estudio de equivalencia en fase III en pacientes con CPCNP.

La reciente autorización de varios biosimilares de trastuzumab proporciona un ejemplo de cómo funciona en la práctica un sólido programa de desarrollo clínico

Los biosimilares son «similares» pero no «idénticos» al producto original. Esta distinción ha provocado una ansiedad considerable entre los oncólogos y sus pacientes con cáncer. Un mejor conocimiento del riguroso proceso de desarrollo y aprobación de biosimilares y una mayor experiencia en su uso deberían eliminar esta ansiedad.

Los biosimilares son un elemento cada vez más importante entre la munición de tratamiento contra el cáncer, siendo los anticuerpos monoclonales rituximab, bevacizumab y trastuzumab los tres fármacos antineoplásicos más vendidos. Puesto que en la actualidad disponemos de versiones biosimilares de todos estos fármacos, es importante comprender qué son estos fármacos y qué no son.

La FDA y la EMA han definido los biosimilares como productos biológicos muy similares a los productos originales aprobados sin diferencias clínicas significativas. No obstante, los biosimilares y sus productos biológicos originales tienen vías muy diferentes de aprobación. Los productos biológicos originales requieren amplias investigaciones básicas, el establecimiento de un plan de producción y purificación y un programa integral de ensayos clínicos, realizado independientemente para cada indicación. Por el contrario, los biosimilares requieren una instalación para su producción y comparaciones principalmente fisicoquímicas y funcionales con el producto original. A continuación se realizan ensayos clínicos para comparar las características farmacocinéticas, la eficacia y la seguridad del biosimilar con las del fármaco original en una población altamente sensible. La evaluación clínica de los biosimilares es menos costosa, ya que las evidencias de seguridad y eficacia en una indicación pueden extrapolarse a las demás indicaciones del producto original.

Las exhaustivas pruebas analíticas de similitud para establecer la biosimilitud en relación con el producto original justifican efectivamente los programas abreviados de desarrollo clínico para la aprobación reglamentaria de los biosimilares. Si bien los médicos pueden ser lógicamente cautelosos a la hora de sustituir los productos de marca que le son familiares por biosimilares, se les debe asegurar que la rigurosa vía reguladora por la que pasan los biosimilares garantiza que sean opciones apropiadas para las indicaciones aprobadas.

Conclusión clave

Los biosimilares y sus productos biológicos originales tienen vías de aprobación diferentes: los productos originales se someten a amplias investigaciones básicas, mientras que los biosimilares requieren comparaciones fisioquímicas y funcionales con el producto original. Las exhaustivas pruebas analíticas de similitud permiten establecer la biosimilitud, lo que justifica un proceso abreviado de desarrollo y aprobación.

Los biosimilares están llamados a convertirse en parte integral de la terapia antineoplásica

En una revisión prospectiva del futuro de la terapia oncológica y hematológica se concluye categóricamente que los biosimilares han llegado para ocupar este espacio. El efecto de estos fármacos sobre la atención del cáncer será importante, siempre y cuando se superen los desafíos de su aceptación.

Los fármacos biológicos (productos biológicos) son la piedra angular del tratamiento de tumores sólidos avanzados y neoplasias malignas hematológicas. No obstante, son estructuralmente complejos y costosos de desarrollar y fabricar, y los costes de los tratamientos biológicos siguen siendo altos. La caducidad de la patente de varios productos biológicos antineoplásicos ha permitido el desarrollo de biosimilares; es decir, productos biológicos altamente similares que han obtenido su aprobación reglamentaria. Los biosimilares se someten a vías de aprobación abreviadas y sus menores costes de desarrollo normalmente se traducen en una reducción de los precios una vez comercializados.

La estrategia escalonada de la EMA y la FDA para establecer la comparabilidad entre un biosimilar candidato y su producto de referencia implica una serie de estudios analíticos, preclínicos y clínicos. En estos ensayos clínicos se determina que la farmacocinética y la eficacia de los biosimilares son estadísticamente equivalentes (o no inferiores) al producto de referencia y que no existen diferencias en la seguridad, farmacocinética e inmunogenicidad. La aprobación reglamentaria de un biosimilar puede estar garantizada si la totalidad de la evidencia de todas estas investigaciones no muestra diferencias estadísticamente significativas entre el biosimilar y el producto original. Las autoridades reguladoras pueden considerar la extrapolación del permiso de autorización para las indicaciones adicionales con que cuenta el biológico original, si la evidencia demuestra que está científicamente justificado. Por ejemplo, el mecanismo de acción del anticuerpo anti-CD20 rituximab es la lisis de las células B que expresan esta proteína de superficie y, por lo tanto, la EMA consideró que era probable que el biosimilar de rituximab CT-P10 ejerciera sus efectos terapéuticos sobre otros cánceres CD20+ y, en consecuencia, extrapoló la autorización a estas indicaciones.

Hasta la fecha, los biosimilares aprobados para el tratamiento del cáncer generalmente se autorizan para todas las indicaciones del producto original. Consideraciones paralelas también han llevado a una aceptación más amplia de que los pacientes crónicos pueden cambiar de productos biológicos a biosimilares sin que esto afecte a los resultados del tratamiento; siempre sujeto a las regulaciones nacionales y regionales sobre intercambiabilidad. No obstante, las decisiones sobre el cambio deben estar dirigidas por los médicos responsables del tratamiento. Se recomienda encarecidamente una mayor recopilación de datos en esta área.

La disponibilidad de nuevos biosimilares ofrece la posibilidad de un ahorro de costes directos, además de estimular la competencia entre opciones alternativas de productos biológicos y biosimilares, lo que hace que bajen los precios y permite un mejor acceso de los pacientes a estos tratamientos vitales. Deben abordarse las barreras para la comercialización y el consumo de biosimilares con el fin de conseguir los beneficios completos de estos fármacos.

Conclusión clave

Los biosimilares tienen vías de aprobación abreviadas que permiten reducir los costes del mercado. Los biosimilares aprobados para el tratamiento del cáncer generalmente se aprueban para todas las indicaciones de su producto original, lo que ofrece la posibilidad de un ahorro directo en los costes, así como un estímulo para la competencia entre opciones alternativas de producto biológico y biosimilares. Es necesario abordar las barreras actuales para su aceptación y así aumentar la participación de los biosimilares en el mercado.

Mejora de los cuidados de apoyo: lecciones que podemos aprender de la introducción de los biosimilares en la asistencia sanitaria general

Fecha de publicación del resumen: agosto de 2021
Se han efectuado múltiples esfuerzos para mejorar el acceso a los biosimilares y ahorrar costes en los sistemas sanitarios. Esta reseña considera algunas de estas iniciativas recientes.

El uso de biosimilares está llamado a aumentar significativamente en aquellos pacientes con cáncer que requieren cuidados de apoyo. Sin embargo, todavía existen múltiples retos para la introducción de biosimilares en la praxis clínica.

La epoetina-α es un agente estimulante de la eritropoyesis (ESA, por sus siglas en inglés) que mejora los niveles de hemoglobina en pacientes tratados con quimioterapia y reduce la necesidad de realizar transfusiones de sangre. Desde el lanzamiento en Europa del primer biosimilar de epoetina-α en 2007, se han lanzado muchas versiones de este biosimilar con efectos a corto y largo plazo por todo el mundo, con grados de eficacia aparentemente similares. La introducción de biosimilares de ESA y la consiguiente reducción del precio de estos medicamentos en el Reino Unido llevó al Instituto Nacional de Salud y Excelencia Clínica del país (conocido por sus siglas inglesas, NICE) a reconsiderar su postura en cuanto a la relación coste-eficacia y, en consecuencia, a aprobar su reembolso por parte del servicio nacional de salud británico, NHS, en 2014. De forma análoga, las versiones de biosimilares de filgrastim están ampliamente aceptadas por Europa y Estados Unidos, y su uso se ha expandido.

A pesar de las conocidas ventajas de la adopción de biosimilares en la praxis oncológica, existe una falta de confianza entre los prescriptores. Algunos de los ámbitos en los que los profesionales sanitarios afirman tener lagunas de conocimientos son los procesos de autorización de biosimilares, la farmacovigilancia y nociones de extrapolación e intercambiabilidad. Además, puede ocurrir que los pacientes, los tutores y el público en general se muestren reticentes a aceptar los biosimilares; es por ello que diversos organismos, incluyendo entidades gubernamentales y sociedades profesionales, han puesto a disposición de pacientes y profesionales sanitarios recursos educativos de calidad, al tiempo que continúan recopilando y difundiendo datos de farmacovigilancia y farmacoeconomía.

La aceptación de los biosimilares también puede verse afectada por las diferencias en los métodos de comisionado y reembolso de estos fármacos. Las políticas sanitarias que incentivan la competencia y la sostenibilidad de los precios, como los regímenes sanitarios basados en valor, garantizan que los fabricantes continúen invirtiendo en el mercado de los biosimilares. El proyecto británico UK Cancer Vanguard constituye un buen ejemplo de una iniciativa encaminada a aumentar la aceptación de los biosimilares (en este caso, rituximab). Este proyecto, que cuenta con la participación de los depositarios y consta de materiales formativos, incentivos fiscales y objetivos de ejecución, ha visto recompensados sus esfuerzos: el biosimilar infliximab se ha hecho con el 90 % de la cuota de mercado en 12 meses.

Es evidente que conviene abordar varios obstáculos existentes para fomentar el acceso a los biosimilares en el ámbito de los cuidados de apoyo. Algunos de estos obstáculos son la creciente estandarización de las normativas, los procesos de comisionado y reembolso y una mejor disponibilidad de los productos, sin desdeñar la importancia de fomentar una comprensión más clara de la gran utilidad de los biosimilares.

Conclusión clave

A menudo, los prescriptores y los pacientes carecen de conocimientos sobre los biosimilares, lo que reduce la aceptación de estos en la práctica clínica. Las lagunas de conocimiento afectan a diversos ámbitos (p. ej., procesos de aceptación, farmacovigilancia, extrapolación e intercambiabilidad), que es preciso abordar para que aumente la aceptación. Las políticas sanitarias que incentivan la competencia y la sostenibilidad de los precios garantizan que los fabricantes continúen invirtiendo en el mercado de los biosimilares.