La anemia es una complicación frecuente de la quimioterapia en los pacientes con cáncer. Los biosimilares de epoetinas pueden restablecer los niveles de hemoglobina (Hb), reducir la fatiga y atenuar la necesidad de transfusiones de sangre de estos individuos.
La anemia inducida por quimioterapia (AIQ) es una consecuencia no deseada de la quimioterapia mielodepresora en una amplia variedad de tipos de cánceres y se asocia independientemente con una reducción de la supervivencia. No obstante, el tratamiento sintomático que induce un aumento eficaz de la respuesta de la Hb puede aliviar la fatiga y mejorar la calidad de vida (CdV) de los pacientes con AIQ. Los fármacos estimulantes de la eritropoyesis (FEE) como las epoetinas son productos biológicos que se utilizan para una corrección sostenida de la anemia y la mejora resultante de la CdV. Este estudio observacional de casos reales y posterior a la comercialización tenía como objetivo observar la respuesta/normalización de la Hb en pacientes con AIQ con tumores sólidos, linfoma o mieloma tratados con dosis subcutáneas semanales de biosimilar de epoetina.
Hallazgos/Resultados
Entre los 2333 pacientes inscritos en los aproximadamente 200 centros participantes, más del 80 % de los pacientes respondieron antes de los 3 meses del inicio del tratamiento con biosimilares de epoetina y prácticamente el 90 % de los pacientes respondieron antes de los 6 meses del inicio del tratamiento. Se observaron resultados similares en los pacientes con tumores sólidos, incluidos cánceres de mama y pulmón y neoplasias hematológicas. En los pacientes que respondieron al tratamiento, la media del tiempo hasta alcanzar la concentración objetivo de Hb fue de 80 días. En general, el 17 % de los pacientes experimentaron al menos un acontecimiento adverso, incluidos casos raros de tromboembolia. El 12 % de los pacientes necesitó tratamiento antitrombótico. No se identificaron acontecimientos adversos relacionados con el tratamiento inesperados.
Aunque es sabido que los biosimilares FEE proporcionan una solución rentable para el tratamiento de la AIQ, los médicos no deberían estar obligados a prescribir biosimilares de epoetina por razones puramente económicas. Este estudio observacional en condiciones clínicas se suma al cuerpo de evidencias que respaldan la seguridad y la eficacia del biosimilar FEE de epoetina en pacientes con AIQ.
Conclusiones clave
Los biosimilares de epoetina han facilitado un aumento de la CdV de muchos pacientes mediante un aumento de los niveles de Hb tras 3 a 6 meses desde el inicio del tratamiento. Este estudio observacional, realizado en condiciones clínicas, respalda la seguridad y la eficacia de la prescripción de biosimilares de epoetina.
En los últimos años, se han probado rigurosamente cinco nuevas versiones biosimilares de trastuzumab (Herceptin®) que han sido autorizados por la FDA, aunque los problemas de derechos de patentes con el producto original detuvieron inicialmente su lanzamiento al mercado. Con tantas opciones disponibles, la adopción generalizada de biosimilares de trastuzumab puede depender del grado de comodidad de los profesionales sanitarios con la evidencia de su seguridad y eficacia.
Trastuzumab (Herceptin®) está autorizado en EE. UU. para el tratamiento de cáncer de mama en estadio inicial y metastásico que sobreexpresan HER2. No obstante, sus elevados costes (al menos 70 000 USD al año) pueden suponer una barrera para el acceso de los pacientes. Debido a sus procesos de aprobación abreviados, los biosimilares, incluidos los de trastuzumab, pueden potencialmente entrar en los mercados sanitarios a un coste más bajo que el fármaco original; por tanto, los biosimilares de trastuzumab pueden proporcionar a los pacientes una oportunidad para ampliar el uso de este tratamiento.
Basándose en las evidencias que apoyan su similitud estructural y funcional, las propiedades farmacológicas y eficacia equivalentes con respecto al producto original, la FDA estadounidense ha aprobado hasta la fecha cinco biosimilares de trastuzumab para su uso en múltiples indicaciones. El primero de estos biosimilares, denominado trastuzumab-tkst (Ogivri®), se evaluó clínicamente en un ensayo clínico en fase III de cáncer de mama metastásico HER2+. Este biosimilar, en combinación con quimioterapia, se asoció a una tasa de respuesta global (TRG) del 69,9 % en comparación con el 64 % para trastuzumab. Trastuzumab-tkst fue aprobado por la FDA en 2017. Posteriormente, se evaluaron cuatro biosimilares más denominados trastuzumab-pkrb (Herzuma®; aprobado en 2018), trastuzumab-dttb (Ontruzant®; 2019), trastuzumab-qyyp (Trazimera®; 2019) y trastuzumab-anns (Kanjinti®; 2019) en ensayos clínicos en fase III, todos ellos en el ámbito del cáncer de mama HER2+, que mostraron tasas de respuesta y criterios de valoración de la supervivencia equivalentes a los mostrados por el producto original trastuzumab. Además, se obtuvieron tasas de acontecimientos adversos similares para los grupos de biosimilar y trastuzumab en todos los estudios.
Los conceptos erróneos sobre el nivel de evidencia de los biosimilares pueden representar una barrera para la utilización de estos fármacos. Probablemente, el concepto menos familiar en el proceso de autorización de los biosimilares es la extrapolación de indicaciones para las que se ha estudiado el producto biológico original pero no el biosimilar. No obstante, existen evidencias científicas para todos los productos aprobados que justifican la extrapolación basándose en la biosimilitud. La seguridad y la eficacia de trastuzumab se ha establecido para el cáncer de mama en estadio inicial y metastásico y para el cáncer gástrico metastásico. Basándose en la totalidad de la evidencia global para los biosimilares de trastuzumab, estos también se aprobaron para las mismas indicaciones. La aceptación de estos biosimilares probablemente será proporcional al nivel de confianza que inspiren.
Conclusiones clave
Los biosimilares de trastuzumab se han aprobado basándose en la totalidad de la evidencia que demuestra su biosimilitud con el producto de referencia. La aceptación de los biosimilares será proporcional al nivel de confianza inspirado en función de la educación sobre la eficacia y la seguridad de estos biosimilares.
El trasplante de células hematopoyéticas (TCH) es una modalidad cara y el desarrollo de un programa de trasplante resulta especialmente desafiante para los países en vías de desarrollo.
En el caso de los pacientes de oncología y hematología, incluidos aquellos que requieren un trasplante de células hematopoyéticas (TCH), es sabido que los altos gastos relacionados con la medicación (principalmente antibióticos y productos biológicos derivados de factores de crecimiento) dificultan el acceso a la atención médica a nivel mundial. La caducidad de las patentes de los productos biológicos puede permitir que los biosimilares entren en los mercados de fármacos, ayudando, de este modo, a reducir los altos costes asociados a estas terapias.
Los biosimilares son versiones químicamente similares de los productos biológicos de referencia sin diferencias clínicamente significativas. Su autorización reglamentaria se otorga basándose en estudios analíticos de validación y ensayos clínicos y preclínicos, que generalmente implican un estudio comparativo aleatorizado en fase III en comparación con el producto biológico original.
La Red Mundial para el Trasplante de Sangre y Médula Ósea (Worldwide Network for Blood and Marrow Transplantation, WBMT) ha informado de que, a pesar de haberse observado uno los aumentos recientes más altos en la actividad de TCH, solo el 2 % de los equipos de trasplante operan en países con bajos ingresos, como en las regiones del Mediterráneo Oriental y África. En Latinoamérica se observa una frecuencia 20 a 40 veces menor de TCH en comparación con Europa y América del Norte, y esta limitación se debe probablemente a la falta de fondos. Estos resultados subrayan la necesidad urgente de implementar estrategias eficaces para recortar los costes de los TCH en los países con recursos limitados.
Entre los biosimilares utilizados en el campo de los TCH se incluyen factores estimulantes de colonias de granulocitos (G-CSF) para la movilización de las células madre, rituximab para prevenir la enfermedad injerto contra huésped (EICH), y, posiblemente, infliximab y etanercept en la EICH pediátrica. En un metaanálisis de estudios publicados, la mayoría de ellos no mostraron diferencias significativas en la eficacia entre el biosimilar y el producto biológico original, y cuando se incluyó el análisis del coste se observaron reducciones para los biosimilares.
Conclusiones clave
Se ha demostrado que los biosimilares reducen considerablemente los costes en los países en vías de desarrollo. Se ha previsto que en 2024 el uso de biosimilares de G-CSF y antineoplásicos de lugar a una reducción de los costes del 10 %. La mayor parte de la responsabilidad de crear conciencia sobre los biosimilares recae en los gobiernos, los organismos reguladores y las sociedades locales. Centrarse en los beneficios de los biosimilares es un objetivo importante para las organizaciones profesionales especializadas en el TCH, especialmente para la educación de profesionales en países pobres.
La adopción generalizada de un biosimilar de rituximab puede tener efectos positivos importantes tanto en los presupuestos sanitarios como a nivel social.
Rituximab es un anticuerpo monoclonal que se une a la proteína CD20 en la superficie de las células B normales y neoplásicas, induciendo su destrucción mediada por el sistema inmunitario. Este anticuerpo se utiliza para tratar linfomas de células B como el linfoma folicular. Al igual que todos los productos biológicos antineoplásicos, rituximab se asocia con precios de tratamiento altos. Por el contrario, los precios de los biosimilares generalmente son un 20-30 % más bajos en relación con los productos originales, y su mayor asequibilidad supone que más pacientes puedan recibir estos tratamientos. CT-P10 (Truxima®) es el primer biosimilar de rituximab aprobado, con características estructurales y fisicoquímicas y actividad biológica idénticas, que se ha autorizado para las mismas indicaciones. Este estudio en fase III tenía como objetivo establecer la equivalencia terapéutica de CT-P10 y rituximab en pacientes con linfoma folicular CD20 positivo recién diagnosticado.
Hallazgos/Resultados
Durante el periodo de observación de 7 meses, se observó una respuesta global en el 83 % de los pacientes tratados con CT-P10 y en el 81 % de los que recibieron rituximab, lo que sugería una equivalencia terapéutica entre los dos grupos. Se notificó una frecuencia de acontecimientos adversos surgidos durante el tratamiento similar para CT-P10 y rituximab, la mayoría de ellos reacciones relacionadas con la infusión. No se observaron nuevos resultados inesperados relacionados con la seguridad.
El biosimilar CT-P10 muestra una equivalencia terapéutica con rituximab en los pacientes con linfoma folicular. Con un análisis de impacto presupuestario que sugiere que la introducción del biosimilar de rituximab puede ahorrar a los sistemas sanitarios de la UE hasta 150 millones de euros al año, se espera que la disponibilidad de CT-P10 mejore en gran medida el acceso de los pacientes a este tratamiento revolucionario.
Conclusiones clave
Se ha demostrado la biosimilitud del biosimilar de rituximab CT-P10 con respecto al producto de referencia, así como unos niveles similares de acontecimientos adversos. La reducción de los costes del biosimilar de rituximab puede dar lugar a un ahorro significativo para los sistemas sanitarios y a un posible aumento del acceso al tratamiento de los pacientes.