Confirmación de la bioequivalencia en el primer análisis farmacocinético de población de un biosimilar de bevacizumab sobre la base de un estudio clínico comparativo en pacientes con cáncer

Fecha de publicación del resumen: agosto de 2021
La bioequivalencia de los biosimilares con sus componentes biológicos de referencia debe ser demostrada por medio de ensayos clínicos exhaustivos con arreglo a las disposiciones de las autoridades reglamentarias. En el contexto de este proceso, este ensayo estudió la comparabilidad de un biosimilar de bevacizumab respecto de su originador en términos de valores farmacocinéticos por medio de un modelo de software informático validado.

El bevacizumab es un anticuerpo monoclonal recombinante que inhibe la angiogénesis, es decir, la formación de nuevos vasos sanguíneos necesarios para el crecimiento y la supervivencia de un tumor; se utiliza para el tratamiento de diversos tipos de cáncer, como el de pulmón de células no pequeñas y no escamosas (NSCLC, por sus siglas en inglés). Tras la aprobación del producto originador de bevacizumab, el PF-06439535 (ZibarevTM) es un biosimilar de bevacizumab que ha sido sometido a un intensivo programa de desarrollo consistente en estudios analíticos, preclínicos y clínicos.

En su uso clínico, el bevacizumab se dosifica en función del peso corporal y se infusiona por vía intravenosa a velocidad constante. Posteriormente, este medicamento con anticuerpos se distribuye sistemáticamente por los compartimentos corporales, surte sus efectos terapéuticos y se elimina metabólicamente mediante procesos de descomposición enzimática y excreción. Estos procesos se representan mediante dos parámetros farmacocinéticos, la eliminación del medicamento (designada como CL) y el volumen de distribución (V1); para dos fármacos biosimilares, estos valores deben ser idénticos.

Se investigaron las potenciales diferencias farmacocinéticas entre el biosimilar de bevacizumab y el bevacizumab de referencia determinadas de un estudio comparativo integral a través de un enfoque de modelado de población. En este ensayo clínico aleatorizado, se trató a pacientes con NSCLC bien con PF-06439535 o con bevacizumab originario de la Unión Europea (bevacizumab-EU), en ambos casos con entre cuatro y seis ciclos de quimioterapia concomitante, y se efectuó un seguimiento durante un año. Antes y después de cada ciclo, se tomaron muestras de suero para el análisis mediante ELISA de las concentraciones de bevacizumab (PF-06439535 o bevacizumab-EU). Los datos se agruparon y se analizaron con un modelo farmacocinético de población validado, mediante software informático personalizado.

En general, el modelo replicó con éxito los perfiles longitudinales de concentración-tiempo de bevacizumab observados en todo el grupo de pacientes. El modelo confirmó la ausencia de diferencias apreciables en CL y V1 entre el PF-06439535 y el bevacizumab-EU en pacientes con NSCLC. Estos hallazgos refuerzan de forma adicional la demostración de la similitud farmacocinética entre el biosimilar PF-06439535 y el bevacizumab de referencia.

Conclusión clave

El biosimilar de bevacizumab PF-06439535 demostró no presentar diferencias clínicas respecto del producto de referencia, ni en la eliminación del fármaco ni en el volumen de distribución.

Una mejor comprensión de los biosimilares entre los profesionales sanitarios es esencial para impulsar su aceptación.

Fecha de publicación del resumen: agosto de 2021
En vista de la variada oferta de biosimilares terapéuticos susceptibles de inclusión en las listas de medicamentos, ¿cuáles son las consideraciones más útiles para su adopción en la práctica oncológica?

La ley de 2009 sobre innovación y competencia de precios de los componentes biológicos (BPCIA, por sus siglas en inglés) fue aprobada por el Congreso de los EE. UU. para facilitar una vía abreviada de aprobación de biosimilares. Desde entonces, se ha lanzado toda una panoplia de biosimilares que ofrecen una amplia gama de opciones de tratamiento contra el cáncer, tanto con inmunoterapia como con agentes marcadores, así como de cuidados de apoyo en oncología.

Se estima que el gasto total en terapias biológicas novedosas fue de 68 000 millones de dólares en 2020; ahora bien, en vista de los procesos de fabricación y autorización más sencillos y acelerados, se prevé que los biosimilares reducirán el coste total directo de componentes biológicos en unos 54 000 millones de dólares en los próximos diez años. Esta disminución dependerá de diversos factores más allá de la competencia de precios, entre los que se incluyen la confianza en el uso de biosimilares entre la comunidad médica y la aceptación de estos fármacos por parte de los pacientes.

El desarrollo de biosimilares debe incluir exámenes analíticos de su estructura y sus funciones, así como ensayos clínicos, si bien los ensayos obligatorios se han reducido, tanto en cantidad como en términos de alcance, en comparación con los que se requieren para los correspondientes componentes biológicos originadores. Los estudios de similitud clínica confirman que no hay diferencias clínicamente significativas entre el biosimilar candidato y su componente biológico originador en términos de eficacia, seguridad e inmunogenicidad. Los estudios de transición pueden demostrar también la intercambiabilidad, es decir, las pruebas de que el biosimilar se puede prescribir en lugar de su componente biológico originador sin que disminuyan sus efectos beneficiosos. Una vez aprobados para su uso clínico, los biosimilares están sujetos a una estricta supervisión de seguridad posterior a la comercialización, que debe constar de mecanismos adecuados para diferenciar los acontecimientos adversos atribuibles al biosimilar en comparación con el componente biológico de referencia.

Los comités farmacoterapéuticos deben evaluar si todas las pruebas justifican las indicaciones en consideración para su inclusión en formularios. Los comités farmacoterapéuticos deben revisar todos los datos relativos a los grupos sensibles de población incluidos en los ensayos clínicos del biosimilar en cuestión, y deben evaluar si apoyan la extrapolación de su uso a la población objetivo. Es importante considerar, más allá de los costes de adquisición de los fármacos, la infraestructura hospitalaria y si los establecimientos son compatibles con una conversión total del formulario al biosimilar. Finalmente, es preciso superar los retos que plantea la incorporación a la práctica de los biosimilares, algo que suele requerir medidas educativas tanto para los profesionales sanitarios como para los pacientes. Los farmacéuticos desempeñan un papel esencial para contribuir a una mayor inclusión de los biosimilares en las listas de medicamentos y, por tanto, para aumentar las opciones de tratamiento de pacientes con cáncer.

Conclusión clave

Es preciso demostrar que no hay diferencias clínicamente significativas entre un biosimilar candidato y su componente biológico originador en términos de eficacia, seguridad e inmunogenicidad; además, los biosimilares están sujetos a una estricta supervisión de seguridad posterior a la comercialización. Los retos para la aceptación de los biosimilares incluyen los costes de los fármacos y los costes de infraestructuras, así como la educación de los profesionales sanitarios y de los pacientes.

Mejora de los cuidados de apoyo: lecciones que podemos aprender de la introducción de los biosimilares en la asistencia sanitaria general

Fecha de publicación del resumen: agosto de 2021
Se han efectuado múltiples esfuerzos para mejorar el acceso a los biosimilares y ahorrar costes en los sistemas sanitarios. Esta reseña considera algunas de estas iniciativas recientes.

El uso de biosimilares está llamado a aumentar significativamente en aquellos pacientes con cáncer que requieren cuidados de apoyo. Sin embargo, todavía existen múltiples retos para la introducción de biosimilares en la praxis clínica.

La epoetina-α es un agente estimulante de la eritropoyesis (ESA, por sus siglas en inglés) que mejora los niveles de hemoglobina en pacientes tratados con quimioterapia y reduce la necesidad de realizar transfusiones de sangre. Desde el lanzamiento en Europa del primer biosimilar de epoetina-α en 2007, se han lanzado muchas versiones de este biosimilar con efectos a corto y largo plazo por todo el mundo, con grados de eficacia aparentemente similares. La introducción de biosimilares de ESA y la consiguiente reducción del precio de estos medicamentos en el Reino Unido llevó al Instituto Nacional de Salud y Excelencia Clínica del país (conocido por sus siglas inglesas, NICE) a reconsiderar su postura en cuanto a la relación coste-eficacia y, en consecuencia, a aprobar su reembolso por parte del servicio nacional de salud británico, NHS, en 2014. De forma análoga, las versiones de biosimilares de filgrastim están ampliamente aceptadas por Europa y Estados Unidos, y su uso se ha expandido.

A pesar de las conocidas ventajas de la adopción de biosimilares en la praxis oncológica, existe una falta de confianza entre los prescriptores. Algunos de los ámbitos en los que los profesionales sanitarios afirman tener lagunas de conocimientos son los procesos de autorización de biosimilares, la farmacovigilancia y nociones de extrapolación e intercambiabilidad. Además, puede ocurrir que los pacientes, los tutores y el público en general se muestren reticentes a aceptar los biosimilares; es por ello que diversos organismos, incluyendo entidades gubernamentales y sociedades profesionales, han puesto a disposición de pacientes y profesionales sanitarios recursos educativos de calidad, al tiempo que continúan recopilando y difundiendo datos de farmacovigilancia y farmacoeconomía.

La aceptación de los biosimilares también puede verse afectada por las diferencias en los métodos de comisionado y reembolso de estos fármacos. Las políticas sanitarias que incentivan la competencia y la sostenibilidad de los precios, como los regímenes sanitarios basados en valor, garantizan que los fabricantes continúen invirtiendo en el mercado de los biosimilares. El proyecto británico UK Cancer Vanguard constituye un buen ejemplo de una iniciativa encaminada a aumentar la aceptación de los biosimilares (en este caso, rituximab). Este proyecto, que cuenta con la participación de los depositarios y consta de materiales formativos, incentivos fiscales y objetivos de ejecución, ha visto recompensados sus esfuerzos: el biosimilar infliximab se ha hecho con el 90 % de la cuota de mercado en 12 meses.

Es evidente que conviene abordar varios obstáculos existentes para fomentar el acceso a los biosimilares en el ámbito de los cuidados de apoyo. Algunos de estos obstáculos son la creciente estandarización de las normativas, los procesos de comisionado y reembolso y una mejor disponibilidad de los productos, sin desdeñar la importancia de fomentar una comprensión más clara de la gran utilidad de los biosimilares.

Conclusión clave

A menudo, los prescriptores y los pacientes carecen de conocimientos sobre los biosimilares, lo que reduce la aceptación de estos en la práctica clínica. Las lagunas de conocimiento afectan a diversos ámbitos (p. ej., procesos de aceptación, farmacovigilancia, extrapolación e intercambiabilidad), que es preciso abordar para que aumente la aceptación. Las políticas sanitarias que incentivan la competencia y la sostenibilidad de los precios garantizan que los fabricantes continúen invirtiendo en el mercado de los biosimilares.

En mercados en rápida evolución, ¿cuál es la mejor forma de ilustrar la intercambiabilidad de los biosimilares?

Fecha de publicación del resumen: agosto de 2021
Los biosimilares están autorizados como productos altamente similares a sus componentes biológicos de referencia, pero no necesariamente intercambiables con estos. A medida que aumenta la aceptación por parte de los mercados de biosimilares más económicos y componentes biológicos de valor óptimo, ¿cómo pueden los profesionales clínicos tener un mayor convencimiento acerca de una transición segura?

Los componentes biológicos son complejas moléculas fabricadas a partir de extractos purificados de microorganismos de ingeniería genética y patentados por la compañía descubridora durante 10 años, por lo general. Una vez expirada la patente, otros fabricantes pueden comercializar copias continuadoras del componente biológico originador; a estos productos se les denomina «biosimilares». Los biosimilares no se pueden considerar idénticos a los componentes biológicos análogos debido a las diferencias existentes en los procedimientos de fabricación, por lo que solo se consideran «altamente similares», sin diferencias clínicamente significativas.

En EE. UU., la intercambiabilidad viene determinada por leyes específicas de los distintos estados, lo que significa que los componentes biológicos se pueden cambiar por biosimilares a nivel de farmacia sin la intervención del prescriptor. Para que un medicamento candidato se considere intercambiable, debe demostrarse su biosimilitud y pruebas de que quepa esperar que produzca los mismos efectos clínicos que el producto originador en cualquier paciente, y también que una transición al mismo no surta efectos adversos detectables.

Dado que la biosimilitud no implica automáticamente la intercambiabilidad, un estudio reciente ha examinado las características de diseño concebidas para apoyar simultáneamente estos dos conceptos normativos, con la incorporación de elementos para establecer tanto (1) la biosimilitud como la (2) intercambiabilidad: (1) los participantes en el estudio toman parte en un ensayo aleatorizado de comparación directa para investigar la seguridad y la eficacia del biosimilar en comparación con su originador; (2) los participantes se realeatorizan en un estudio de transición y reciben el componente biológico y el biosimilar durante al menos un período de exposición (cada uno). La evaluación debe centrarse en los perfiles farmacocinéticos y de inmunogenicidad de los fármacos.

Hallazgos

Los investigadores concluyeron que los estudios de transición podrían no ser absolutamente necesarios para apoyar una designación de intercambiabilidad. Los cambios múltiples de entre componentes biológicos y biosimilares suceden de forma rutinaria en la práctica clínica diaria, y la experiencia acumulada de este enfoque puede proporcionar gran cantidad de datos «reales» de alto valor. En el futuro, es posible que los estudios prospectivos de registro y los ensayos clínicos (con contribuciones del mundo real) neutralicen la necesidad de estudios específicos de transición para establecer la condición de intercambiabilidad.

Conclusión clave

Existen muchos casos de transiciones «reales» entre componentes biológicos y biosimilares que suceden en la práctica diaria. El cotejo de estos datos podría ofrecer gran cantidad de información acerca de estas transiciones, lo que podría apoyar la designación de intercambiabilidad de un biosimilar determinado.